Era ese niño que desarmaba una licuadora para saber qué había dentro y me gustaba saber cómo funcionaban las cosas. De esta manera mis papás me inscriben a un curso de electrónica. Fui creciendo y cada vez me llamaba más la atención saber cómo se fabricaban los aparatos de uso cotidiano y la función de los números. Tuve la fortuna de contar con grandes maestros y mentores desde la primaria hasta la universidad. Pero fue la secundaria que marcó mi vida, con los maestros de matemáticas y física. También fue en esta etapa que desarrollé más el gusto por las ciencias exactas. En la prepa seguí mi formación en electrónica en el área físico-matemáticos. Saliendo de la prepa, sabía que una ingeniería era para mí. Estaba decidido por ingeniería electrónica, pero ya formado para solicitar la ficha en el ITTG (Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez), me dan un tríptico de ingeniería mecánica. Lo leo, y fue tal el impacto que decidí: mecánica, electrónica e industrial (antes dabas 3 opciones para ingresar). Presento mi examen y quedo en primer semestre de ingeniería mecánica. Pasan los semestres y se escuchaba muy fuerte el avance tecnológico e industrial de la zona del Bajío de la República Mexicana. Y por esta razón, decido ir a terminar la carrera al ITC (Instituto Tecnológico de Celaya). En mi carrera estudiantil, me vi en la necesidad de trabajar, intenté varios trabajos pero era muy pesado combinarlo. Hasta que decidí dar asesorías en mis pocos ratos libres (y vaya que eran pocos ratos libres). Por lo que puedo decir que a lo largo de la carrera, pude conocer un poco de la docencia. Un par de semestres antes de concluir la universidad, logro ingresar a una secundaria para dar clases de matemáticas y física, en esta parte, ya frente a grupo, puedo decir que conocí la docencia. Termino la ingeniería y empiezo a trabajar en el área automotriz, metal-mecánica y construcción. Por asuntos personales, regreso a Chiapas con muchos planes y metas. Y después de varias metas y planes, algunos alcanzados y algunos truncados, regreso a un salón de clases. En total, son más de 10 años de experiencia en la industria y más de 13 años de experiencia en el aula. Por lo que puedo decir: conozco lo que un docente hace en el aula y me queda claro que nunca dejamos de aprender.
